Si estás sintiendo una serie de emociones con alta intensidad y/o persistentes como: nerviosismo, agitación o tensión, con sensación de peligro inminente, y/o pánico, no puedes dejar de pensar en otra cosa que no sea la enfermedad, o la preocupación por enfermar,tienes dificultad para concentrarte y te cuesta desarrollar tus labores cotidianas o realizar tu trabajo adecuadamente, estás en estado de alerta, analizando tus sensaciones corporales, e interpretándolas como síntomas de enfermedad,
Te aportamos unos consejos que te ayudarán:
Identifica pensamientos que puedan generar te malestar y trata de eliminarlos. Pensar constantemente en la enfermedad puede hacer que aparezcan o se acentúen síntomas que incrementen tu malestar emocional. Racionaliza y gestiona los pensamientos desde la calma.
Si es necesario, comparte tu situación con las personas más cercanas a ti para encontrar la ayuda y el apoyo que necesitas, pero evita hablar permanentemente del tema.
Si estás padeciendo la enfermedad, maneja tus pensamientos intrusivos. No te pongas en lo peor anticipadamente: la inmensa mayoría de las personas se están curando. Cuando sientas miedo, apóyate en la experiencia que tienes en situaciones similares: piensa cuántas enfermedades has superado en tu vida con éxito.
Si te recomendaran medidas de aislamiento, ten presente que es un escenario que puede llevarte a sentir estrés, ansiedad, soledad, frustración, aburrimiento y/o enfado, junto con sentimientos de miedo y desesperación, cuyos efectos pueden durar o aparecer incluso posteriormente al aislamiento.
Saber que el aislamiento y las medidas de protección va a tener un fin y que después volveremos a la normalidad, es la medida que mejor va a funcionar y es la mejor forma de sobrellevar el aislamiento social.
Normaliza y haz lo posible por adaptarte a los cambios
Ayuda a tu familia y amigos a mantener la calma y a tener un pensamiento adaptativo a cada situación.
Informa a tus seres queridos de manera realista. En el caso de menores o personas especialmente vulnerables como ancianos, no les mientas y proporciónales explicaciones veraces y adaptadas a su nivel de comprensión. Habla a los niños de forma clara, breve y concisa.
Les ayudarás, si les generas confianza y os organizáis con rutinas y horarios. Hay que llegar a acuerdos, hay tiempo para trabajar, leer, jugar, reír, y compartir con los tuyos.Organizarte, lo mejor que puedas flexibilizando en cada momento adaptándote a la situación, ya que niños y los ancianos necesitan tu atención.
Mantente ocupado. Genera una rutina diaria y aprovecha para hacer aquellas cosas que te gustan pero que habitualmente por falta de tiempo no puedes realizar (leer, escribir, dibujar, pintar, hacer puzzles, ver películas, etc.).
Evita información que no provenga de fuentes contrastadas. No contribuyas a dar difusión a bulos y noticias falsas. No alimentes tu miedo ni el de los demás.
Lleva a cabo los hábitos adecuados de higiene y prevención que recomienden las autoridades sanitarias.
Estos consejos nos ayudaran a llevar esta situación de forma positiva.